miércoles, 3 de junio de 2009

La lógica academica y las contradicciones con la lógica del poder: El caso venezolano y la revolución bolivariana

El mundo académico, al igual que el escolar, tiene su propia lógica. La escolar es aquella del aprendizaje, la académica la de la creación y producción del conocimiento. En esos espacios se entrenan recursos humanos al más alto nivel, pero esencialmente se crea y produce el stock de conocimientos que una sociedad requiere y exige para su desarrollo. En este caso lo fundamental es que la agenda la fija la propia Academia y, si bien acepta regulaciones, no así controles que puedan desvirtuarla, pues en ese caso la misma sería, eso, precisamente, elaborada por quienes quieren controlar, a menudo sin la capacidad para discernir los contenidos apropiados. Es lo que se conoce en todo tiempo y lugar como gobiernos —que más bien pueden llamarse regímenes— que elaboran su control sobre la base de una concepción unidimensional del comportamiento. En el caso venezolano es la concepción según la cual la universidad es adjetivada, colocándole la noción fundamentalista de bolivariana y, en efecto, se expande una universidad como la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada y se aplica una política dirigida a privilegiar el acceso, y en aquellas áreas de la actividad de los recursos humanos propios del Estado, eliminando la flexibilidad de que estos puedan dirigirse igualmente a un mercado laboral que progresivamente se cierra, lentamente.
La lógica de la Academia, entonces, descansa en su independencia, que muchos llaman autonomía, y los conceptos y principios colaterales, como libertad académica y la propia libertad de cátedra. La lógica académica óptima busca el equilibrio entre el poder y la autonomía. Cuando el mismo se rompe va hacia uno de los dos extremos: o bien el Estado suprime el espacio autonómico o bien lo abandona, y en este último caso, la lógica académica sigue aquella del mercado, tan opresiva como la primera. En Venezuela, a pesar de las amenazas y de las políticas públicas en el sector que están lesionando rápidamente el nivel de la calidad académica, el sistema mantiene una cierta independencia del poder, y el sector privado continúa actuando en forma normal. Es muy probable que el costo político de intervenir a las universidades autónomas y al sector privado sea muy elevado, pero, en todo caso, para 2006 el sistema mantiene su organización básica, con el poder presionando pero con la Academia resistiendo. Esta situación es común en la región de América Latina y el Caribe, en donde el único Estado que controla en su totalidad a la lógica académica es el caso cubano, pero, aun así, allí hay señales interesantes de privatización y comercialización, como ocurre con los cursos de maestría y de doctorado que vende Cuba en la región, así como el empleo constante de usar la Isla como centro de reuniones académicas, a las cuales asisten numerosas personas, interesadas unas en la cosa académica en sí y otras por su enorme doble atractivo, lo revolucionario y el maravilloso turismo que allí es posible hallar.

El poder político e ideológico suele estar en manos de los hombres que se dedican a esta actividad, obviamente, ya que hay una capa de la población, los hombres políticos, que se dedican profesionalmente a la búsqueda y retención del poder. Es el caso venezolano durante el gobierno de la Revolución Bolivariana. Dicha revolución surge de un proceso constitucional y es de hecho una revolución con escasos precedentes, constitucional, luego bolivariana, ahora socialista.
En Venezuela la lógica del poder toma otros caminos, el primero de ellos la vía constitucional. En efecto, la Revolución Bolivariana, ahora socialista, es un gobierno constitucional y por ende legítimo. En segundo lugar, la construcción de un formidable aparato de propaganda destinado exclusivamente a promover al gobierno y a su líder. En tercer lugar, la oferta de proponerse el cambio de la sociedad, creando todo nuevo, según el conocido adanismo y así aparece la nueva escuela, el nuevo hombre, la nueva ciencia y por ende, a la larga, la nueva conciencia, en todos los casos orientando la sociedad hacia el objetivo de una sociedad socialista. Mientras tanto, la sociedad venezolana se halla organizada según sus tradicionales esquemas de riqueza y pobreza, pero, sobre todo, de la suma de privilegios que cada grupo procura y trata de obtener.La Revolución Bolivariana, entonces, parece derivar hacia el antiguo populismo latinoamericano, analizado en lo que concierne a la educación superior.


Referencia en la Web:

Albornoz, Orlando y Jiménes, Elsi. La Lógica de la academia y las contradicciones con la lógica del poder: El caso venezolano y la revolución bolivariana.


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